39,2 grados centígrados en Cottbus (Alemania), 47,2 grados centígrados en Montoro (España) y 42,9 grados centígrados en Biarritz (Francia): en junio de 2022 se batieron nuevos récords de calor en toda Europa. Entre las consecuencias del cambio climático se incluye que, al menos localmente, tendremos que contar cada vez más con temperaturas extremas de esta índole. No es de extrañar por tanto que cada vez se utilicen más aparatos de aire acondicionado y sistemas de refrigeración como frigoríficos y congeladores en todo el mundo. Pero por muy útiles y necesarios que sean, lo cierto es que tienen un efecto desastroso sobre el clima, ya que los hidrofluorocarbonos (HFC) utilizados en estos sistemas tienen un efecto invernadero varias veces superior al CO₂. El pronóstico de Naciones Unidas es que los HFC serán responsables del doce por ciento del calentamiento global en el año 2050. Y la alta necesidad de electricidad de los aparatos de aire acondicionado provoca al mismo tiempo el aumento en el uso de combustibles fósiles en muchos lugares. Esto, a su vez, aumenta las emisiones de CO₂ perjudiciales para el clima. Se calcula que en 15 años, el 40 por ciento de la electricidad consumida en el Sudeste Asiático será debida a los equipos de aire acondicionado.

Malla metálica protectora

Para salir de este círculo vicioso, no solo se necesitan tecnologías más eficientes, sino también soluciones que hagan aportaciones sostenibles. En el ámbito de la arquitectura, hablamos, entre otros, de los sistemas de protección solar, quereflejan la radiación térmica antes de que llegue a la envolvente del edificio.Esto resulta especialmente útil en edificios con grandes superficies acristaladas, ya que éstas conducen rápidamente el calor de la radiación solar al interior del edificio con el conseguiente incremento en la gasto de refrigeración.

Las mallas metálicas externas son especialmente útiles a este respecto.Esto se debe a que no solo actúan como protección solar eficaz, sino que también se pueden utilizar de forma dinámica, por ejemplo, para aprovechar de forma óptima la luz diurna en la iluminación del espacio y ahorrar así energía. Las mallas metálicas de GKD combinan las excelentes características de protección solar y una agradable visibilidad hacia el exterior.

Menos es más.

En un ensayo práctico realizado en la Universidad de Michigan Oriental (Ypsilanti, EE. UU.), se pudo determinar una reducción de la temperatura de las paredes del 19 % con una malla metálica de GKD a una temperatura del aire de 23,9 grados centígrados: mientras que en la pared no sombreada se midieron 34,4 grados centígrados, la temperatura de la pared en la zona sombreada solo alcanzó una temperatura de 27,8 grados centígrados.Pero las mallas metálicas no solo son eficaces en verano. En otras épocas del año ayudan a la generación de calor mediante la luz solar en espacios interiores.

Los tejidos arquitectónicos y de diseño de GKD ya se han utilizado en numerosos proyectos arquitectónicos destacados a nivel internacional.No solo garantizan diseños de fachada únicos, sino que también tienen una influencia positiva en el balance energético de los edificios. Con soluciones como estas, el GKD Group aporta su contribución a una construcción sostenible, en línea con el principio rector de hacer un mundo más sano, más limpio y más seguro. Dispone aquí de más información sobre las ventajas sostenibles de los tejidos arquitectónicos de GKD.