Tejido de bronce

El tejido de bronce es una malla metálica hecha de aleaciones de cobre — mayormente latón (cobre-zinc) o bronce auténtico (cobre-estaño). Se caracteriza por su color distintivo (amarillo dorado en el latón, rojizo-marrón en el bronce) y por su alta resistencia a la corrosión en ambientes normales. A diferencia del acero, el bronce no se oxida, sino que con el tiempo puede desarrollar una pátina (una fina capa de óxido), que a menudo es deseada. 

En comparación con tejidos de acero inoxidable, los tejidos de bronce y latón son más suaves y menos resistentes a la tracción. Esto significa que con el mismo grosor de alambre son más fáciles de doblar o deformar. Esto puede ser una ventaja en aplicaciones que requieren flexibilidad, pero también implica que los tejidos de bronce son algo más sensibles mecánicamente. Una ventaja histórica del tejido de latón en ciertos entornos fue la ausencia de chispas: cuando el latón golpea acero o piedra, apenas se producen chispas, razón por la cual en molinos y minas se usaban tamices de latón para reducir riesgos de explosión. 

Aplicaciones típicas del tejido de bronce: en la industria papelera se empleaban tejidos finísimos de bronce como tamices formadores en máquinas de papel, ya que el bronce tiene una superficie muy lisa y una adecuada resistencia a la flexión (hoy en día muchos de estos fueron sustituidos por tamices de plástico). En el análisis de tamices según la norma DIN, los tamices de prueba hasta grosores medios suelen ser de latón — tradicionalmente porque el latón es fácil de trabajar y no se corroe en interiores. También se usan en aplicaciones decorativas, por ejemplo como mallas finas en altavoces o cubiertas de ventilación en muebles, donde se prefieren tejidos de color bronce. 

En arquitectura, el tejido de bronce es valorado por su aspecto noble. Las fachadas hechas de tejido de bronce o latón desarrollan con el tiempo una pátina más oscura que les confiere un carácter antiguo o elegante. Por eso, se emplea para revestir edificios representativos, logrando un acabado metálico cálido que contrasta con el aspecto frío del acero inoxidable. 

Una ventaja funcional de los tejidos de aleaciones de cobre es su efecto antimicrobiano: los iones de cobre pueden matar bacterias. Por ello, en ciertos ámbitos de higiene (por ejemplo, en filtros de aire acondicionado o en entornos médicos) se usan ocasionalmente tejidos de cobre para reducir el crecimiento de gérmenes. Sin embargo, el cobre se oxida al contacto con el aire, lo que reduce este efecto con el tiempo. 

En resumen, los tejidos de bronce y latón son tejidos especiales que se eligen principalmente cuando se buscan propiedades estéticas (brillo dorado, pátina elegante) o características materiales especiales (ausencia de chispas, efecto de iones de cobre). En muchos casos técnicos hoy en día son reemplazados por tejidos de acero inoxidable, que son más económicos y resistentes — pero para ciertas aplicaciones de nicho y estéticas, el tejido de bronce sigue siendo insustituible.